sábado, 28 de mayo de 2016

déjà-Popol-vu-Vuh

"-Déjà vu
-What did you say?"
Neo y Trinity. The Matrix


Viernes 3:17 am, buceando por la red, llegando a raros discos alemanes de los años 70. La banda se llama Popol Vuh, en referencia al libro de leyendas mayas. Y de repente, de la nada, empiezo a caer en un déjà vu… Repito: viernes, aproximadamente tres y media a-eme. Banda alemana llamada Popol Vuh, como el recopilatorio mitológico maya. Y encima mío la sensación de un déjà vu. O de un Popol Vuh. O un poja-vu (se lee “polla”, como en España). De haberme drogado fuerte el viaje sería un poco más interesante. Bah, lo más probable es que lo estaría sufriendo. Estos sonidos son lo bastante oscuros y bizarros como para perturbar cualquier mente activa.

Me hacen recordar a la película “Untitled”, en donde el protagonista (a priori protagonista, porque para mí ella es la protagonista) compone música (a priori música) que nadie entiende. Me pregunto qué es lo que se cruza por la cabeza de alguien que desarrolla terrible… emoción. No lo digo por el tipo de la película. No hace falta aclarar que es una parodia del artista que juega al moderno sin soportar verse reflejado en un colega o en un post-it; parodia que también deja en ridículo al pintor estandarizado con delirios de Van Gogh, o más bien de Kandinsky. No, no. Me refiero a esta gente de Popol Vuh, a esta música de ultra tumba y misa gregoriana. ¿Qué ocurre en esas azoteas que sus descargas al mundo terrenal resultan ser un sonido tan distorsionado respecto a los estándares mentalmente normales (ni hablar de los industrializados)?

Suena una mandolina, o eso asemeja, para que la acompañen voces graves que parecen balbucear algo. Recordemos que son alemanes. Alemanes que tomaron el nombre de un libro que recopila fábulas y relatos en donde los pueblos mayas explican como el hombre fue creado a partir del maíz. ¿No es sencillamente genial el puente que conecta los años de la música disco con una Alemania post-guerra y los relatos de una cultura ancestral?

Pero la ensalada no termina ahí. También recordemos que soy yo el que los escucha en el silencio de mi habitación, tras haber navegado por Youtube durante horas y horas con un velador de luz tenue como única compañía. Y que lo más preocupante, o tal vez hermoso pero a la vez trágico, lo que resulta grotescamente liberador, es que siento estar viviendo un déjà vu un viernes 3:17 am, buceando por la red, llegando a raros discos alemanes de los años 70...