
No hablaremos de frutillas, ni naranjas...nos centraremos únicamente en las BA-NA-NAS.
Especie de plaga constantemente en alza, que se renueva en repertorio, en modelos y formas.
El
banana promedio tiene una forma extraña de razonar (si le podemos decir
“razonar”), casi actúa y habla en forma mecánica y repetitiva, por lo
que se hace total y brutalmente predecible…
Y acá voy a aplicar una linda analogía para recordarles o figurarles el rechazo que un banana puedo provocar:
Viste
cuando estás en medio de una tarde con amigos, tirados en la plaza o
estás haciendo cucharita un domingo a la tarde… y te suena el teléfono…
atendés y te sale una mina hablando con una cadencia tipo casette y te
dice “Buenas tardes, ¿me estoy comunicando con Fulanita Rodríguez? La
estoy llamando de la empresa Telefónica. Queríamos ofrecerle… bla bla
BLA BLA”. Y vos no sabes cómo cortarle el chorro educadamente y la mina
te sigue hablando, y hablando, y hablando. El tono de su voz nos da
cuenta de la falsedad de lo que dice y no importa cual sea su discurso,
siempre nos da la sensación de que “nos está cagando”….me explico?
Por
otro lado, el banana tiene un autoconcepto algo inflado: cree (secreta o
divulgadamente) que es en verdad atractivo, irresistible, que tiene más
posibilidades que cualquiera de sus otros amigos. Pero por sobre todas
las cosas (y esto me irrita sobremanera) está totalmente convencido de
que es gracioso… El banana no duda en utilizar toda una artillería de
chistes malísimos o, lo que es peor, de doble sentido!.
En resumidas cuentas el banana promedio cree que es algo así como un shopping… eso sí, sin librerías y muchos peloteros…
¿Qué peor que un banana?....claro! UN GRUPO DE BANANAS!
En
combo con otros, estas cualidades se potencian a niveles intolerables.
Se ponen en medio círculos alrededor de una o varias “ameguetas” y
comienzan el despliegue de la pelotudes…
Hasta acá…nada nuevo.
Se que los varones que lean esta nota dirán: “ehhh! Y las mujeres que??”
Y
si chicas, hay que hacerse cargo de una cosa: partiendo de la base de
que “la culpa no solo es del chancho, sino del que le da de comer”,
podemos decir que no hay banana que no encuentre el DULCE DE LECHE.
Las
muchachas somos la otra cara de la cuestión. Hay quienes lo padecemos
tanto como una mosca en la oreja y está la cual le encaaaaaanta la
banana.
Como dije, el banana existe por algo. Es el
aglutinamiento de las prácticas más machistas, pero del machismo más
barato y pedorro, y al mismo tiempo el más aceptado. El banana vive en
una sociedad donde ser lindo, gracioso, líder y canchero se presenta
como la única forma de ser atractivo y donde la mujer es el premio, el
objeto a poseer… y lo peor chicas es que aceptamos ese lugar como el
natural, como el así debe ser… y nos prestamos al boludeo, a la
minimización de nuestra esencia, hacemos el papel de vidriera.
En
toda esta cuestión del levante hay una cosa subliminal que me irrita:
UNA MUJER SOLA, ES UNA MUJER NECESITADA; UNA MUJER SOLA, BUSCA UN HOMBRE
QUE LA CONQUISTE. Y ahí es donde tiene razón de ser el banana, ahí es
donde entra a escena, suponiéndose el fin de todos esos males. Creyendo,
erróneamente, que esas frases trilladas, sabidas, repetidas o con la
insistencia potenciada, harán que una mina caiga a sus pies.
“¿Qué hace una mujer tan linda sola?”
“Te puedo hacer un poco de compañía si querés”
“Tenés cara de estar mal, si querés te puedo alegrar”
Son
todas frases patéticas, pero la última entenderán que es la más
nefasta. No me quieras hacer creer que estoy mal, vos estás mal tarado!
(catarsis) Es una de las formas más usadas en la que el banana intenta
parecer buena onda, mostrándose sociable y, por sobre todas las cosas,
sensible; tanto como para preocuparse de vos y de tus sentimientos (no
es morboso?).
En otros casos el banana puede ser un amigo de un
amigo o amiga, y no evitará esta primera parte de caído del catre. Te
pregunta el nombre y ya está, tiene tooooda la cancha para desplegar su
arsenal.
B (de banana, no de batman): ¿hace cuanto lo conocés a Cachito?
Yo: de la facultad, estudiamos juntos
B: Ah mirá! ¿Qué estudias? (no le interesa verdaderamente pero preguntarlo siempre genera una buena impresión)
Yo: sociología
B:
Ah mirá! (para esto estamos en la pista de baile y el banana está
tratando por todos medios agarrarme de la mano para bailar) yo estudio
para Contador
Como yo no le pregunté, sino que él sigue la conversación solo, mi respuesta es:
Yo: ah….mira vos
Un largo “silencio” (con mucho ruido)… y el banana elige otro recurso:
B: ¿querés? (me pasa su trago)
YO: bueno
En
ese momento hará algunos comentarios sin contenido sobre los tragos,
para demostrar cultura alcohólica. Mientras, finge ser empujado
constantemente de atrás para acercarse a mí. Dándome cuenta de su
intención, me voy para atrás.
Como el banana no tiene mucha
imaginación, no pone mucha atención en lo que dice, mucho menos en lo
que una contesta, su único método es tirar una pregunta atrás de la otra
para, mechados con los chistes de los que ya hablamos y una sonrisa
forzada todo el tiempo, intentará hacernos creer que “nos estamos
conociendo”. Por supuesto, no dejará de reírse de todo lo que digamos.
Esto último es muy fastidioso y triste, ya presupone que de esa manera
mi autoestima crecerá (recordemos que cree que soy una pobre infeliz).
Preguntas típica hay bocha, pero estas tres son pieza fundamental de la bananes:
*¿tenés novio?
*¿Qué estudias?
*¿De que signo sos? (increíble, pero me la hicieron)
Y dirá frases trilladas tales como:
*¡No puedo creer que no tengas novio!
*Sos muy linda y copada
*Mi noche era un bajón hasta que me puse a hablar con vos
*Entre vos y yo…hace mucho que no estoy con nadie
*¡No puedo creer estar hablando con una mina como vos! Pensé que no me ibas a dar bola
*Sos un cago de risa, me encanta tu sentido del humor
*Sos la chica más linda del boliche
Si
para esto son las 4 y media de la mañana y el banana todavía no nos
sacó un beso o el número de teléfono o, en mi caso, la cara de orto,
cambia totalmente el discurso. De ser la mina mas linda del boliche, la
mas copada y graciosa, pasamos a ser las locas, las resentidas, las
paranoicas y perseguidas, las histéricas y mala onda. Nos tratará de
convencer de que él nunca tuvo la intención de levantarnos y que estamos
pensando mal….flaco! me quisiste encajar un pico hace 5 minutos!
A
ver… yo he llegado a empujar a un chabon diciéndole que no me
interesaba ninguna cosa que me quiera decir…Y EL FLACO SIGUIÓ
INSISTIENDO! Cómo no me voy a poner mala onda! Me estas rompiendo las
pelotas hace 3 horas.
La atracción no nace por la insistencia,
todo lo contrario. Hay chicos hermosos cuya actitud bananistica hace
caer en picada mi temperatura a CERO COMA CERO.
Tal vez pueda sonar verdaderamente como una loca resentida, Ok.
Bien loca, y bien ANTIBANANA!
Y la existencia del banana nadie la puede negar!
Son
lo más despreciable de la noche marplantense… lo hay tan obvios como
los que narré y otros que se hacen las nueces y son pura cascara.
El
banana es aquel hombre vacío, con miedos e inseguridades incapaz de
reconocer, que busca minas tan predecibles y vacías como ellos, que anda
a la caza y en constante competencia con los otros “machitos”. El
banana olvida amigos emborrachados en el cordón de la vereda, olvida la
mina que se agarró hace 5 minutos y olvidará seguramente a la que está
besando en este momento. Volverá a su casa con olor a mujer, riéndose
bajito y esperando una reunión con amigos para contar sus aventuras. El
banana fuma solo cuando sale, porque le queda canchero, y no está con
mujeres, se agarra “minitas”.
Lamento hablar de estos personajes
y admito que estuve siempre al borde de incluir la frase conocida…esa
que dice “todos son iguales” o incluso apelar a “todos tienen un banana
interior”… pero no lo voy a hacer…
Así que hombres del mundo! Oid! Pues debe existir en esta Tierra los dignos de gritar bien fuerte:
“YO NO SOY BANANA!”