domingo, 28 de agosto de 2016

Cuadros y recuadros

“Doctor, si me deja tomar este tequila le prometo no beber en mi funeral”
Frida Kahlo


Allá va otra más, corriendo, espantada. Esta vez: la puntualidad. Nada raro. Nada vago. Ningún mensaje escondido tras palabras confusas. No. Solo pretendí que nos ajustáramos al horario pactado. “Ay, dejate fluir” me dijo, como si nos encajara la historia de Oliveira y la Maga. Así fue como se desvaneció en frases superfluas de hippismo moderno, y corrió espantada tras su príncipe rastaman.
No hay lamento: ya acepté la derrota hace rato largo. Me mantengo en el mercado solo para tratar de emparchar el corazón, inútilmente. El olvidarte no se me está dando muy fácil. El reemplazarte, menos. Porque para las locas soy demasiado serio, pero para las serias yo parezco ser el loco. Entonces no me toman ni para la chacota ni para el matrimonio, y represento siempre peligro. Oh sí, eso sí, Soy peligroso.

Hay demasiada mentira acumulada en los egos. La cordura nos cabe a todos y no hay forma de saberse desquiciado. Entre un Mondrian y un Dali está el cuadro de la vida. Ni la geometría matemática del sentir, ni la locura consciente y autodiagnosticada. Salvador decía que la diferencia entre un loco y él, es que el loco no sabía que lo estaba, pero él sí. ¡Qué estupidez Dalí! Todos quieren ser del manicomio. Todos se quieren escapar de la normalidad monotemática, orquestada por la gente cuerda, de recuadros rojos y amarillos, hoy más que nunca pintados en exceso y por doquier. Todos quieren diferenciarse de los demás ¡Todos quieren que los ojos de otros lo vean a uno loco y distinto!

De modo contrario, las señoras se amotinan cuando me conocen. Conmigo y con ellas mismas. No encajo en los esquemas. Menos en las convenciones. Lo sé, y no lo digo con orgullo. No digo “yo estoy desequilibrado” hallándome satisfactorio. No soy un desenfreno narcisista. Solo soy alguien con muchos dolores de cabeza. Entonces me ignoran y me dejan libre porque ellas no lo son. Porque, aparentemente, no entendí que nadie lo quiere ser. Bakunin, le mentiste a Pablo y a mí también. El amor en tiempos modernos no es anarquía, es San Pedro y San Valentín. No encajan los embaucadores como vos, como Frida Kahlo… 

Ah sí, la figurita de Frida, la peor. La más sínica. La más mentirosa. Nos mintió a todos. Cortesanas y salvajes comparten sus frases por igual, pero ninguna, nadie, no one, hombre o mujer, las aplica. Solo sirven para estampar remeras con su exótica cara.
Así quedo, ni cuerdo ni loco: real. Demasiado egocéntrico para quienes se creen especiales. Demasiado mundano para el orden burgués. Demasiado serio para asumir que estoy loco por vos.
Desnudo de entrañas y con el corazón en la boca, cada vez que te veo te saludo según el protocolo de conducta.
-Buen día señorita ¿cómo le va?
-Buen día caballero. A mi bien, ¿y a usted?
-Muy bien por suerte. ¿Vio?, parece que va a llover…
Luego del desarme, junto los cachitos que quedan de mí, los ordeno nuevamente en un humano más o menos presentable, y salgo a prender fuego remeras de Frida Kahlo.

Allá va otra más, corriendo, espantada. Una nueva víctima que espero alcanzar con mi antorcha.