domingo, 23 de octubre de 2016

Sentimientos Vulgares

Revolviendo letras viejas en la noche me encuentro, quitándole el polvo a los recuerdos de los dos; a músicas que nunca escuchamos juntos porque uno prefirió el silencio cuando el otro cantó.

Lo que no encuentro es un texto particular que te había escrito, y eso me hizo entrar en un espiral de preguntas del porqué de su ausencia. En él explicaba en detalles la historia fatídica que alguna vez nos unió. El vacío ocupado por el texto puso alarmas en mí, porque, dejando a mis instintos oler el polvillo y a mi cabeza pensar, intuyo que tu presencia de ayer, que tu ausencia de hoy, dejó estragos en mi integridad. Y aparentemente, para protegerme, como tu asesina elección no deseó ser menos culpable, mi poco amor propio eligió eliminar la evidencia de lo vivido; acción que ignoraba hasta hoy, hasta tomar conciencia de la desaparición de mis palabras hechas prosas que fueron dedicadas y escritas a tu nombre.


Puse un vinilo a girar. Jazz, Bix Beiderbecke. Una colección de los años ‘50. Las luces marchitas acompañan el momento. Tengo un tinto servido y un habano traído de Cuba a medio fumar. Cortesía de un amigo que viajó y lo facilitó a mi poca salud.

No estoy solo. Acompañándome hay un cuarto invitado en el salón.
Es este texto que ahora mismo escribo, que resucita aquel primero extraviado en mi memoria y borrado del ordenador. Nuevas palabras de viejas historias llenas de pelusas, como el vinilo que suena. Nuevas palabras que esta vez no borraré, y ahora cicatrizo mientras enciendo el cigarro extranjero y recojo los vidrios rotos de la secuencia que jamás terminamos de romper.

¿Saben? Mis fracasos amorosos los utilizo como insumos literarios. 

Sin embargo el que me trae a estas nuevas oraciones golpeó tanto al ego que la única poesía que le dediqué hoy no la puedo encontrar. 

El recuerdo revive en este texto a medio hacer.

¿Realmente habré borrado el original? ¿Verdaderamente te habré borrado a vos?

¿Tan triste me inmortalicé en esa historia, que me vi obligado a desaparecer su registro, aun sabiendo que los recuerdos una vez volcados en letras ya no son míos, sobre todo cuando pasan las eras y los siglos y se empieza a olvidar?

Esa poesía ausente me obliga a conocerme de nuevo. Después de todo y al contrario de lo que creí, yo también poseo sentimientos vulgares.